¿Bonanza o tempestad? Riesgos exógenos para la economía ecuatoriana
Septiembre 27, 2019La economía ecuatoriana ha estado históricamente expuesta a factores exógenos, es decir, que no están bajo el control de instituciones públicas o privadas en nuestro país. Dicha vulnerabilidad de la economía fue agudizada con políticas fiscales procíclicas, que ampliaron de manera insostenible el crecimiento durante bonanzas y consecuentemente profundizaron las recesiones en situaciones desfavorables. Así lo demuestran varias investigaciones académicas[1].
En la actualidad, la economía ecuatoriana está lejos de experimentar un periodo de bonanza, más bien se avizoran tempestades generadas por factores exógenos, que se pueden resumir principalmente en tres riesgos: 1) la reducción del precio del petróleo; 2) el aumento en el costo del financiamiento externo; y 3) la apreciación del dólar.
La caída en el precio del petróleo es el principal riesgo para la economía del país, provocada ante la desaceleración económica de China y Estados Unidos. Ambos países son los mayores consumidores de crudo a nivel mundial y representan más de la tercera parte del consumo mundial de petróleo. Por ello, el 23 de septiembre, la cotización del barril de petróleo se ubicó en USD 79,24, disminuyendo a niveles de enero de 2022 y registrando una reducción de 35,9% desde su nivel más alto de USD 123,70 registrado el 8 de marzo.
A partir del conflicto entre Rusia y Ucrania y las sanciones impuestas por las economías avanzadas al gobierno ruso, se esperaba que el precio del barril de petróleo se mantuviera cercano a los USD 100 o incluso superara este nivel, considerando el embargo establecido a la producción petrolera de Rusia, que se ubicó en 10,8 millones de barriles al día en 2021 y representó el 11% de la producción mundial.
No obstante, la desaceleración económica de China y Estados Unidos es evidente en los últimos meses. El 21 de septiembre, la Reserva Federal de los Estados Unidos redujo considerablemente sus proyecciones de crecimiento económico y aumentó sus estimaciones de desempleo para 2022 y 2023 en comparación a las cifras publicadas en junio, reflejando un potencial deterioro de la actividad económica debido al endurecimiento de su política monetaria que busca reducir la inflación estadounidense.
En la misma línea, respecto al crecimiento de China, el Banco Asiático de Desarrollo recientemente redujo su estimación de crecimiento para dicha economía para 2022 desde 5,5% a 3,3%, como consecuencia de la contracción del sector inmobiliario y los confinamientos recurrentes derivados de la rígida política ‘cero Covid’. Además, la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) proyectó que la demanda anual de crudo por parte de China caerá en 2022 por primera vez en 32 años desde 1990. La IEA estima que China disminuirá su demanda de crudo en 420.000 barriles por día, es decir, una reducción anual de 2,7% respecto al 2021. A pesar de la contracción en la demanda petrolera china, se prevé que el consumo mundial de crudo aumente en 2 millones de barriles por día en 2022, lo cual sostendría el precio del barril e impediría una reducción mayor.
Por otra parte, el aumento en el costo del financiamiento externo para el Estado ecuatoriano y las entidades financieras se presenta como el segundo riesgo exógeno que afectaría a la economía ecuatoriana. Ante el escenario de alta inflación, los bancos centrales a nivel mundial han empezado a retirar sus estímulos monetarios e incrementado rápidamente su nivel objetivo en sus tasas de interés referenciales. De hecho, la Reserva Federal aumentó el 21 de septiembre su nivel objetivo para la tasa de fondos federales (FFR, por sus siglas en inglés) desde un rango de 2,25- 2,50% a 3,00- 3,25%, alcanzando su mayor nivel desde la crisis financiera de 2008. El incremento en las FFR aumentaría el costo del financiamiento para el Estado ecuatoriano y las entidades financieras privadas. Afortunadamente, el Gobierno ha priorizado el financiamiento de los multilaterales que ofrecen las mejores condiciones financieras a nivel mundial y las entidades financieras reportan una baja dependencia del financiamiento externo.
Finalmente, la apreciación del dólar estadounidense es el tercer factor exógeno que afectaría al sector exportador no petrolero, a través del encarecimiento de las exportaciones ecuatorianas en los mercados internacionales. De acuerdo al Índice Dólar (DXY, por sus siglas en inglés), el dólar estadounidense se ha apreciado 17,65% desde inicio del año y actualmente se encuentra en su nivel más alto desde mayo de 2002. Por el contrario, el euro se ha depreciado en 14,25% en lo que va del año y se ubica en su nivel más bajo desde agosto de 2002. Mientras que las monedas de nuestros principales socios comerciales en América Latina todavía reportan depreciaciones respecto a sus cotizaciones al inicio de la pandemia en febrero de 2020. De continuar estas tendencias, las exportaciones ecuatorianas se encarecerían en mercados internacionales. Ventajosamente, el Índice de Tipo de Cambio Real de nuestro país, publicado por el Banco Central del Ecuador (BCE), el cual considera las cotizaciones de las monedas de nuestros principales socios comerciales y sus niveles de inflación, indica una apreciación real de apenas 0,25% entre enero y agosto del presente año.
Desde la política pública, el BCE en coordinación con la Junta de Política y Regulación Monetaria ha impulsado varias reformas que garantizan el correcto manejo de la liquidez por parte de las entidades financieras y reducen el costo del financiamiento externo. Los objetivos de estas reformas monetarias se enfocan en resguardar los depósitos de la ciudadanía y mantener un saludable crecimiento del crédito hacia actividades productivas. Así, estas reformas han contribuido al crecimiento anual de 19% de la cartera del sistema financiero en agosto de 2022, mientras que las tasas activas referenciales de los principales segmentos crediticios alcanzaron mínimos históricos en el transcurso de este año.
Ante un escenario de tempestades e incertidumbres debido a factores exógenos, el BCE continuará analizando cuidadosamente el entorno internacional y presentando propuestas técnicas en el marco de sus facultades establecidas en la ley.
[1]Cueva, Simón and Diaz, Julian P., The Fiscal and Monetary History of Ecuador: 1960–2017 (2018). University of Chicago, Becker Friedman Institute for Economics; y, García-Albin, F., González-Astudillo, M., & Vera-Avellán, C. (2021). Good policy or good luck? Analyzing the effects of fiscal policy and oil revenue shocks in Ecuador. Energy Economics, 100, 105321.