Un acercamiento al mundo de las tasas de interés

¿En qué piensa usted cuando escucha hablar de las tasas de interés? Seguramente, algunos dirán que es aquella cantidad de dinero que los bancos y casas comerciales cobran como un valor adicional cuando sus clientes han adquirido un crédito o han comprado un producto con el compromiso de pagarlo, mediante cuotas, durante algunos meses o años. Pues no se equivocan, esta una manera clara de entender este tema.

La tasa de interés equivale a un valor, que es determinado por un monto de dinero y por un período de tiempo. Por eso, desde la teoría económica se suele definir a la tasa de interés como el precio del dinero en el tiempo.

¿Suena redundante decir que el dinero tiene precio? El dinero, en esencia, se considera un bien que tiene la particularidad de servir, a su vez, para comprar los bienes y los servicios. Esta característica ha hecho que las sociedades le otorguen al dinero un valor adicional o un precio que le permita mantener su condición como medio de pago. Ese valor adicional, ese precio del dinero, es la tasa de interés.

Por esta razón, cada vez que usted vaya a adquirir un bien o vaya a pedir un crédito de cualquier tipo (para comprar cosas, pagar deudas, financiar estudios o emprender un negocio) y lo acuerde pagar en un tiempo determinado (12 meses, dos años, cinco años, etc.), le entregarán una tabla en la que le indicarán que además de la cantidad de recursos recibidos en el crédito, usted deberá cancelar un interés, que es el valor del dinero en el tiempo.

Por ejemplo, si desea financiar un negocio nuevo, en algunas instituciones públicas o privadas dan créditos creados para ese fin específico y, según el monto, le fijarán un plazo para devolver dichos recursos. Pero al total prestado le aplicarán la tasa de interés vigente por acceder a estos recursos. Por ejemplo, si le prestan 5.000 dólares para pagarlo en dos años y la tasa de interés vigente para este tipo de créditos es de 5%, luego de 24 meses usted habrá pagado un valor equivalente a los 5.000 dólares recibidos más el interés calculado para el lapso durante el cual estuvo vigente la deuda. Esta tasa es conocida como activa.

Aquí solo un pequeño paréntesis. Para determinar el valor de la tasa de interés se toman en cuenta distintos factores, como el costo de fondeo, los gastos operativos, el riesgo de crédito y el costo de capital.

Ahora bien, una tasa de interés también puede ser asumida como una especie de incentivo que se le otorga a quien decide ahorrar sus recursos o invertir en instrumentos financieros que le den rentabilidad, como sucede con las cuentas de ahorro o las pólizas de acumulación. A este tipo de tasa de interés se le conoce como pasiva.

¿Cómo se calculan las tasas de interés?

Dadas las características del dinero, la regulación del valor de una tasa de interés y su aplicación corresponde al Estado. Pero como hay distintas visiones respecto a cómo manejar la gestión de un país, también existen diversas metodologías para calcular las tasas de interés, las cuales responden a la visión que exista sobre cuán útil es a una sociedad el tener los valores de las tasas determinados. En el fondo, una metodología de tasas de interés responde a preguntas como: ¿cómo hacer que las tasas de interés ayuden a fomentar el crédito o a incentivar el ahorro? ¿cómo lograr que baje el riesgo de las entidades financieras y exista seguridad para el ahorro de sus depositantes? ¿Cómo potenciar el consumo?

Por ello, es importante que un país tenga una buena metodología para fijar sus tasas de interés, una que permita también volver sostenible la economía, inyectar una adecuada dinámica a sus interacciones comerciales y ayudar a que más personas se integren al sistema financiero formal. Es esta metodología trabaja actualmente el Banco Central del Ecuador (BCE) y entre sus metas están fomentar el crédito, promover la inclusión financiera y un manejo adecuado de los medios de pago.