El Primer Congreso Internacional de Educación Financiera, organizado por el Banco Central del Ecuador (BCE) este martes 17 de diciembre de 2019, marcó un hito en el debate nacional sobre la inclusión financiera. Los expositores, provenientes de entidades públicas, privadas, academia y no gubernamentales, coincidieron en la necesidad de impulsar un trabajo conjunto que dé a luz a una serie de iniciativas interinstitucionales.
En este sentido, una de las acciones que impulsa el BCE es la construcción de la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera (ENIF). La etapa del diagnóstico de la Estrategia estará lista en este mes y la intención es que en 2020 se empiecen a generar políticas públicas al respecto. “Hay que garantizar que los servicios financieros lleguen hasta las poblaciones más difíciles de alcanzar”, resaltó Verónica Artola Jarrín, gerente general del BCE. Destacó esto tras citar que aproximadamente el 51% de la población ecuatoriana tiene acceso a una cuenta en el sistema financiero, pero de este total, apenas el 12% sabe utilizarlas para acceder a servicios. “En una economía dolarizada como la ecuatoriana se necesita que las transacciones se muevan más rápido y para ello urge que más personas se incluyan en el sistema financiero”, concluyó la titular del BCE.
En el camino de construcción de la ENIF, los actores involucrados coincidieron en que no se puede conseguir inclusión sin impulsar educación. “Es necesario construir una estrategia nacional”, apeló Julio José Prado, presidente ejecutivo de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (Asobanca). Con cifras de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban), Prado sustentó la necesidad de emprender un trabajo con amplios sectores de la población. El principal obstáculo que encuentra el 65,5% de la gente en la región para involucrarse en el sistema financiero es la escasa educación en este tema. “Para llegar a ellos no podemos seguir haciendo lo que hacemos, debemos innovar”, sentenció el directivo de Asobanca.
En esto coincidió Johanna Delgado, directora nacional de Inclusión Financiera del Banco Central del Ecuador, que aclaró que la educación financiera apunta a segmentos de la población en riesgo de exclusión, como las personas con sobreendeudamiento. “La educación financiera debe estar basada en buenas prácticas de responsabilidad social que contribuyan al desarrollo social”, aclaró.
Todos los panelistas coincidieron en la importancia de apoyar la formación financiera desde la niñez, algo en lo que el Ministerio de Educación ya trabaja. María Fernanda Crespo, subsecretaria de Fundamentos Educativos de dicha Cartera de Estado, aclaró que en 2010 se introdujo en el pensum colegial la materia de Emprendimiento y Gestión. “La educación financiera busca generar emprendimientos, transformar emprendimientos en dinero y gestionar para que los emprendimientos y el capital se conviertan en inversión”, destacó.
La educación financiera también se ha convertido en un importante vehículo para el fortalecimiento del tejido social. En ese sentido, Karina Díaz, coordinadora del Proyecto de Educación Financiera de la Fundación Crisfe, puso énfasis en la aplicación de metodologías dirigidas hacia la diversidad de públicos. “La educación financiera debe concretarse desde temprana edad y a lo largo de todo el ciclo de vida”, señaló. Por ello, la experiencia de Crisfe incluye talleres y manuales elaborados para la educación financiera de niños, jóvenes, adultos mayores, mujeres, entre otras.
Bajo similares postulados, el Banco Central del Uruguay construye desde 2010 el Programa BCU Educa, que ha llegado con campañas masivas, pedagógicas y lúdicas a 80.000 niños y jóvenes. “Se basa en metodologías que le dan el protagonismo al estudiante, pues es él quien aprende a tomar sus propias decisiones”, describió Ana Caro, jefa de Comunicación Educativa y Extensión de dicha entidad. Uno de los sellos distintivos de este programa son las caravanas que conforman la Feria Interactiva de Economía y Finanzas, que se han desplazado por el país con juegos y dinámicas que permiten el aprendizaje financiero. Además, el plan incluye la capacitación a periodistas, profesores, familias y sindicatos.
En todo este proceso, la firma de acuerdos y convenios entre entidades ha permitido el éxito de experiencias como las mencionadas. Por ello, el BCE adelanta las conversaciones para llegar a acuerdos con instituciones como el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) para el impulso de la encuesta de capacidades financieras, así como para la elaboración de la Guía de Economía y Finanzas para docentes, concretada anteriormente con Uruguay. El BCE también establecerá convenios con el Ministerio de Educación, Crisfe y el Banco Central de Uruguay. “Hemos empezado a trabajar como país en el tema de la educación financiera”, concluyó Johanna Delgado, del Banco Central del Ecuador.
El Primer Congreso Internacional de Educación Financiera se desarrolló en el auditorio José Corsino Cárdenas del Banco Central del Ecuador.